LA PATADA FINAL

Nuestro amigo tuvo un fin inesperado. Daisy hacía tiempo que no le prestaba atención y nuestro querido patito, abandonado y descuidado hasta de sí mismo, se volvió imprudente. A pesar de que nunca podría hacer las mismas cosas que hacen lo humanos ni volar como los gansos. Ignorando seguramente algunas críticas a la filosofía moral de Descartes que había leído con anterioridad. Pasando por alto muchos de los consejos de sus progenitores, pues al fin y al cabo eran presos de sus propias celdas animales y personales y no hacían más que frustar todos sus sue�os. Evitando, como no, los dictados de su conciencia y el refranero viejo viejo... Salió a la calle, cambió de acera, esquivó a una se�ora y de pronto algo pasó: dió un salto atrás y empezó a correr batiendo las alas.
Pobrecito. Al final se volvió loco. Despues de leer todos esos libros su pequeña cabeza no dio más de sí. Nunca oiste hablar del ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, �verdad Pato Lógico?. Tal vez debieron quemar tus libros también.
Así sucedió que decidió hacer una vida perfectamente normal de ser humano. Y no le duró mucho la broma. Lo primero que hizo fue entrar en un restaurante, y cuando el mismo cocinero en persona, con su largo gorro blanco y el delantal, salió a recibirle emocionado, nuestro pato pensó que, como él siempre había defendido, la humanidad era inteligente y capaz, y esperaba impaciente que el resto de animales diera muestra de la inteligencia que lógicamente trae la evolución. Nuestro pato no cabía en si de gozo cuando el hombre se acercó a él y le agarró reciamente del cuello.
-Se trata de un hombre rudo- pensó -seguramente proviene de tierras castellanas-
�Ah! Cuáa;n afortunado no se sintió nuestro amigo cuando le llevaron hasta la cocina a toda prisa. Seguramente querían observarlo con tranquilidad, tal vez tratar de comunicarse con él. !Era el primer contacto inteligente entre hombres y patos!. La emoción le colmaba. Tampoco pudo evitar que por su mente pasaran las palabras -este es un peque�o paso para mi, pero un gran paso para...- En ese momento un chuchillo cortó su cuello y entonces si que ya no entendió más nada.
Gran chef Chao-Lí
  Este hombre colmó las esperanzas del sabio animal.
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